Galería Macrofotográfica

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Una imagen en una gota de agua

Habrá quien piense que detrás de esta imagen se encuentra el omnipresente Photoshop. Nada más lejos de la realidad, aunque quien tenga dudas, recomendamos que siga leyendo.

Imagen en una gota
Retrato macrofotográfico en una gota de agua

Observando las imágenes del montaje vemos que se trata de una foto macro, para la cual no es necesario un gran despliegue de medios. Una vez nos hayamos hecho el esquema mental de lo que queremos mostrar en la imagen, montaremos el «decorado». En este caso un pequeño cactus, sobre el cual depositaremos cuidadosamente, intentando que se mantenga adherida, el agua mediante un cuentagotas.
No es necesario emplear un portátil, una fotografía de papel convencional también sirve, aunque la retroiluminación de la pantalla facilita mucho las cosas. Es importante rotar 180º la foto que queremos proyectar, para evitar que aparezca invertida en el interior de la gota. Una vez rotada acercaremos o alejaremos la pantalla –cuestión de unos pocos cm.– para conseguir «encajar» bien la parte que deseemos de la foto en la gota.
En este caso hemos empleado tres anillos macro consecutivos, para poder acercarnos en lo posible al cactus, enfocando el objetivo en su mínima distancia –obviamente desconectando el autoenfoque– y acercando/alejando físicamente la cámara hasta que la imagen fuese completamente nítida. Sólo nos queda disparar.
El flash sirve como refuerzo lumínico, puesto que es habitual en el mundo macro tener el diafragma cerrado al máximo. Esto sucede porque, aunque los anillos nos permiten enfocar a distancias minúsculas, también provocan una disminución drástica de la profundidad de campo. En esta foto hemos empleado también una técnica de enfoque compuesto que ya explicaremos en otro post.

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La gota aún colgando y el instrumento culpable de ello

Quien siga teniendo dudas, que amplíe la imagen de la derecha. Podrá observar la gota aún colgando y la imagen proyectada en su interior.

Montaje real
Disposición real en la que se tomaron las imágenes. A la izq. los anillos macro ya «apilados». El flash está en el lugar definitivo, proporcionando luz indirecta

Cazando Rayos

Existen dos creencias erróneas con respecto a la imaginería de los rayos. Una que se trata de una cuestión de reflejos; la otra que es algo muy difícil y para lo cual se necesita un equipo muy costoso. Aquí veremos que ninguna de las dos cosas es cierta. Con casi cualquier cámara de tipo réflex o bridge, siempre que se pueda poner en modo manual y bloquear el disparador, podremos obtener imágenes espectaculares.

Rayos y truenos sobre la marisma
Una de las habituales tormentas cántabras

El único secreto es estar en el momento oportuno en el lugar apropiado. O sea, en un sitio con la vista despejada mientras se desata la tormenta, a ser posible de noche, porque la luz del día casi imposibilita este tipo de tomas.

Situaremos la cámara sobre un trípode, encuadrando la zona en la que veamos que más rayos «caen», preferentemente utilizando un gran angular, para maximizar las posibilidades de que cuando se produzca el fenómeno la cámara pueda registrarlo en el negativo digital. Imprescindible utilizar un disparador remoto, con posibilidad de bloqueo, puesto que se pueden llegar a realizar más de cien disparos por sesión.

Situaremos la cámara en modo manual, con el diafragma situado entre f8 y f11, para evitar que los relámpagos sobreexpongan todo el cielo.  La velocidad de obturación va en función de las condiciones de luz que haya, pero conviene que la exposición sea lo más prolongada posible, alrededor de 20-30 segundos, con la cámara en su ISO nativo, que suele ser 100 o 200.  El sistema de reducción de ruido para exposiciones prolongadas tiene que estar desconectado, puesto que dejaría la cámara inoperativa un tiempo igual al total de la exposición. O sea, que nos perderíamos la mitad de los rayos. Ahora sólo nos queda pulsar el disparador, bloquearlo y sentarnos tranquilamente con una tacita de café en la mano, mientras la cámara hace todo el trabajo hasta que pase la tormenta.

Recomendamos encarecidamente NUNCA «ver cómo están quedando las fotos» mientras dure la tormenta. Los rayos más espectaculares caen siempre que inutilizamos la cámara para mirar la pantallita trasera.